La flota no sufrió daños, aunque teme que la situación se agrave si sigue llovien

Vista general de la dársena del puerto de San Esteban, con toneladas de basura tras el temporal. | ignacio pulido

La dársena del puerto de San Esteban de Pravia amaneció ayer repleta de toneladas de maleza y basura arrastradas por el río Nalón. La flota murense no ha registrado ningún daño hasta el momento. Los propietarios de las embarcaciones amarradas en el puerto advierten de que la situación se agravará si prosiguen las lluvias y comienza a soplar viento del Nordeste. Los responsables del Club Náutico Nalón señalan que esta situación se podría evitar si se instalase una barrera de contención en la bocana del muelle.

La situación en la dársena de San Esteban era de absoluta normalidad a últimas horas de la tarde del domingo. Sin embargo, conforme avanzó la noche, el estado del río empeoró ostensiblemente. La flota angulera, que se encontraba faenando en la ría, se vio obligada a regresar a los puertos murense y arenesco, dado que la gran cantidad de maleza y basura arrastrada por la corriente llegó a hacer imposible la navegación. Algunas de las embarcaciones incluso llegaron a encontrarse con serias dificultades para poder atracar.

Tan sólo con las primeras luces del día se pudo comprobar la magnitud de las consecuencias del temporal. Y es que la dársena amaneció colmatada por troncos, basura e incluso bolsas de silo, empleado para alimentar al ganado. Jorge Ábalo, presidente del Club Náutico Nalón, señala que, por el momento, no se han registrado daños de importancia. No obstante, la flota permanece en alerta. Si sigue lloviendo, el problema se agravará. Las predicciones señalan que en días venideros comenzará a soplar viento del Nordeste. Tememos que la suciedad se compacte aún más contra los pantalanes, sostiene Ábalo.

En junio de 2010 el puerto murense fue escenario de una situación idéntica. En aquel momento, el Club Náutico Nalón advirtió de que era preciso instalar una barrera de contención en la bocana para evitar que se repitiese el problema. Sin embargo, no se ha llevado a cabo ninguna actuación. En concreto, los marineros señalan que todo se debe a una conjunción entre las mareas y las riadas. La basura llega a la desembocadura arrastrada por la corriente y se interna en la dársena cuando la marea está subiendo, explica Ábalo, que sostiene que otros de los factores que entran en juego son la suciedad de las márgenes del río y el desagüe de los embalses. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico no limpia los ríos. A eso se suma que en el embalse de Soto de la Barca se espera a que esté al límite de su capacidad y luego se suelta el agua de golpe, arrastrando todo lo que pilla, comenta.

La Nueva España

Ignacio Pulido