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Frans Hendrik Wijnmaalen, patrón de la madreña nos ha dejado

2014 / 02 / 02

Hoy es un día triste, nuestro socio Frans Hendrik Wijnmaalen, patrón de la embarcación La Madreña, nos ha dejado a los 68 años.

Gran colaborador del Náutico San Esteban, siempre dispuesto a participar en cualquier evento.

Como homenaje a Frans aquí reproducimos la noticia que originó al cumplir su sueño.

La Madreña pisa en San Esteban San Esteban de Pravia

Lorena VALDÉS
3/9/2012 LNE

«¡Ni que fuera yo la reina!». El marinero holandés, residente en Pravia, Frans Hendrik Wijnmaalen no ostenta corona alguna, pero ayer se convirtió en el «rey» del puerto murense de San Esteban de Pravia, donde atracó con su embarcación «La Madreña» tras una travesía de tres meses y medio de duración por canales y el golfo de Vizcaya no exenta de dificultades y alguna interrupción. Comenzó en Sneek, donde compró el velero con forma similar al tradicional calzado asturiano.

Media docena de embarcaciones del club náutico Nalón, del que es miembro, salieron a la mar a recibirle con bocinas y gritos de bienvenida. En las últimas millas del viaje el capitán de «La Madreña» estuvo arropado, además, por numerosos vecinos y amigos que le saludaron y vitorearon desde la bocana. «He cumplido mi sueño. Estoy feliz», confiesa orgulloso el marinero de 67 años tras llegar a buen puerto.

El pasado 20 de abril Frans Hendrik Wijnmaalen -que hace seis años se jubiló tras dedicarse durante décadas a la carga y descarga de buques mercantes en puertos de todo el mundo-, su mujer, Sara Vidal, el marinero Pablo Cuervo Díaz y su perra «Puky» iniciaron la travesía de miles de kilómetros por diversos canales y el golfo de Vizcaya con la que el holandés soñaba desde hacía décadas. Su esposa lo acompañó tan sólo durante el primer mes de navegación, y Cuervo se bajó del barco a la tercera semana. Su plaza fue cubierta por el portugués Víctor Manuel Fernández Orenço, trabajador en una draga, y la tripulación se completó en las últimas semanas con el gallego Vicente Piñón. Los dos celebraron ayer con Frans la llegada a casa de «La Madreña».

«Ha sido una experiencia buenísima. Algo irrepetible, pero esto no han sido unas vacaciones idílicas, hemos trabajado mucho», explican los protagonistas. «Además de solucionar alguna que otra avería, tuvimos una noche complicada cerca de Burdeos, la mar estaba muy brava», añade el holandés visiblemente emocionado por la hazaña. A pesar de las dificultades, el portugués y el gallego estarían dispuestos a repetir la aventura. «Si estás preparado, hacemos ahora el viaje en sentido contrario», proponen a Frans. El vecino de Pravia rechaza la invitación, porque ahora quiere «disfrutar de trayectos cortos y limpiar y barnizar «La Madreña».

La segunda casa de Frans, «La Madreña», es una embarcación con muy poco calado. Posee 10,42 metros de eslora, 3,21 metros de manga y 0,9 de puntal. Su casco de hierro fue construido en 1964 y su altura con el palo mayor desplegado es de 11 metros. Está propulsada por un motor Volkswagen de 65 caballos de potencia y su interior está equipado con una cocina, dos camarotes y un baño. Aunque en «La Madreña» ondea la bandera holandesa, desde ayer es murense. Con ese nombre tiene que quedarse en la tierrina.

http://www.lne.es/asturias/2012/09/03/madrena-pisa-san-esteban/1292626.html

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