Los socorristas de Aguilar alertan a los bañistas con originales avisos por megafonía

Muros de Nalón, Sara ARIAS "Báñense en la zona delimitada por las banderolas sitas a pie de playa" o "no hagan gestos en el agua, que nos confunden y pensamos que no están pidiendo ayuda" son algunas de las advertencias que se pueden escuchar en la playa de Aguilar (Muros del Nalón) en verano. Todo el mundo está acostumbrado a los avisos por megafonía del equipo de salvamento, que se toma muy en serio su labor y no quieren que los bañistas sufran ningún percance.

De ahí, la insistencia de los socorristas. "Debemos prevenir porque si tenemos que sacar a alguien, sentimos que hemos fallado. Por eso, además del control de la playa, estamos encima por el megáfono", explica José María Selgas, coordinador de salvamento y encargado de los originales avisos, una clásico ya de Aguilar.

Los mensajes de Selgas por la megafonía son ya parte indispensable de la playa. Y los bañistas lo agradecen, ya que también informa sobre las horas de pleamar y bajamar y otros consejos útiles para pasar un día sin riesgos. "Vale más ser pesado que sacarlos de dos en dos del agua", dice el jefe de salvamento. Admite que la gente cada vez es más responsable: "Antes pitabas y te echaban un corte de manga desde el agua".

Lo cierto es que la playa ha registrado grandes incidencias en lo que va de verano. Desde mediados de junio, cuando se abrió la temporada de baños en el arenal murense, los socorristas han realizado once rescates. E indican que la mayoría de los casos que atienden se deben a erupciones o picaduras de escorpión. También salvaron la vida de un hombre que entró en parada cardiorespiratoria.

De esos once rescates, uno se produjo en la playa Veneiro. "Fue complicado, muy chungo, una pareja que entró en el agua y la chica se perdió", explica Selgas. El equipo de ocho socorristas de la playa de Aguilar también acude a rescates en el resto del litoral murense, aunque no es su obligación.

Unas intervenciones muy peligrosas porque se realizan en pedreros, donde se triplica la peligrosidad de las intervenciones, que atajan desde tierra y mar. Y los socorristas ponen en juego su vida. Por ello Selgas insiste: "Son playas seguras pero si hay equipo de salvamento, no se puede vender la tranquilidad del Cantábrico".

Debido a sus actuaciones en Aguilar y, sobre todo, los rescates que realizan en otras playas y calas del concejo han recibido una condecoración del club Náutico de San Esteban de Pravia que han recibido con mucho orgullo.

La prevención cobra cada vez más importancia en Aguilar, una playa que cada vez acoge a más bañistas, sobre todo los días soleados. "Es un desbordamiento de gente, siguen viniendo los de aquí, pero los de fuera crecen", comenta. Y eso lo notan porque muchos clavan la sombrilla y extienden las toallas en la línea de bajamar como en el Mediterráneo. "No conocen el Cantábrico y sus mareas", añade.

Este desconocimiento de las idas y venidas del mar da para muchas anécdotas. Desde los que preguntan a qué hora se cambia el color de la bandera a los que cuestionan dónde se ubica la zona de baño. "Vienen y dicen que entre los dos banderines no hay agua", dice jocoso Selgas. En el puesto de vigilancia atienden a todos los usuarios con infinita paciencia. Y megáfono en mano procuran que Aguilar sea, como ha resultado este estío, un remanso de paz.

Foto:
José María Selgas, en primer término, con Roberto González, Pelayo Díez y Mario Pire; en la silla, José Juan Selgas, en el puesto de vigilancia de Aguilar.

José María Selgas, en primer término, con Roberto González, Pelayo Díez y Mario Pire; en la silla, José Juan Selgas, en el puesto de vigilancia de Aguilar. sara arias miki lópez
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